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Porque no existe casualidad, solo causalidad…

Es así que decidí apuntarme al curso: en mi viaje a Mexico encontre´una chica que me aconsejó un profesor que iba a Barcelona. ( Sebastián Arbondo)

Las fechas coincidían, el cuerpo, el alma y la mente unidas y conectadas. Las estrellas y los planetas alineados.

Empiezo mi camino, o mejor, sigo en él. Se que será duro, en pleno verano, donde la ciudad ofrece todo tipo de diversión pero mi objetivo es concentrarme y poner energias en el yoga.

El primer momento fue como si volviera atrás en el tiempo, a mi primer dia de cole, con mil emociones.

Con mucho estupor, mis compañeros y yo nos dimos cuenta que lo que habíamos practicado hasta entonces no era yoga, eran ejercicios físicos.

Gracias Seba, un super profesor que nos enseñabas las asanas en el detalle, las posturas de las articulaciones, huesos y cada parte del cuerpo, acompañadas por un equilibrio entre cuerpo y mente, “Sama”; manteniendo una respiración estable con un esfuerzo parejo en las posturas y un estado mental equilibrado.

Pasaban los días, y se activaba una sintonía en el grupo compartiendo momentos mas difíciles, en los cuales a mas de uno se le ocurre tirar la toalla…y momentos de felicidad en los cuales nos ayudábamos y te dabas cuenta que es la mente que a veces quiere huir de nuestros proprios miedos.

Seguimos así chicos, el trabajo del cuerpo en la esterilla es para alcanzar la “Moksha”: liberación del cuerpo a traves de las asanas, de la respiración a través el pranayama e de la mente con la meditación.

Yoga es holístico, es de todos y para todos. Las clases se dividían entre las practicas y las teorías, filosofía, anatomia, ayurveda, kapha, vata , pita… “¿Cuál es tu dosha predominante?”

Llego’ el momento en el cual cada uno tenia que componer su propia secuencia según un auto diagnóstico para luego practicarla en los días siguientes.

¿Cómo empezaba una clase?Cada mañana, después de haber entonado un “Ohm”, Seba nos guiaba en la concentración, en el pranayama a través del cual el prana (fuerza vital) podía activarse y regularse con el fin de ir mas allá de los limites o limitaciones propios y alcanzar un nivel mas alto de energía vibratoria.

Transcurrían las horas: cuerpos en tensión, cansados, mentes en flamas, ojos que se serraban, paraluego alcanzar un estado de relajación , llenos de energía y mentes despejadas.

El grupo de alumnos estaba cada vez mas unido, lágrimas y sonrisas que enmarcaban nuestros rostros y nos acompañaban en los últimos días.

Llegó el momento de la despedida. Lo hemos conseguido, primer paso hecho. Y ahora la esterilla será parte o no del camino de cada uno.

La práctica, la constancia, la voluntad, el amor para lo que somos y lo que hacemos.

Es un aprendizaje sin fina, una espiral infinida.